Carlos Laszlo: "Un poco de teoría, mucho sentido común y buen gusto"

Entrevista al especialista en diseño de iluminación arquitectónica, industrial y deportiva Carlos Laszlo, director de la consultora que lleva su nombre.

Iluminacion.net entrevistó al especialista en diseño de iluminación arquitectónica, industrial y deportiva Carlos Laszlo, director de la consultora luminotécnica “Carlos Laszlo Lighting Design & Asoc.”

Laszlo, además de tener su propia consultora, es profesor Universitario, disertante y articulista en varias publicaciones y portales de Internet.

Pregunta: ¿Qué es un asesor luminotécnico?

Respuesta: Un asesor luminotécnico es la persona que tiene que transmitirle una idea al cliente de algo que podría ser mejor de lo que él tenía pensado hacer. El asesor debe darle características o forma técnica a una idea del arquitecto o del propietario de una residencia, por ejemplo. Estos últimos representan los casos más complicados. Normalmente el propietario tiene una idea de lo que le gustaría, por consiguiente lo primero que hay que intentar es tratar de entender cuál es esa idea y a partir de ahí darle un encuadre técnico que consta de cuestiones de diseño donde hay una parte de arquitectura, otra parte de diseño de interiores y mucho de luminotecnia, con toda la implicancia psicológica que tiene la iluminación sobre el ser humano. Sin el asesor, el cliente puede hacerlo mal en la mayoría de los casos, regular, lo que es bastante común y bien en muy contadas oportunidades porque le falta ese conocimiento de años de experiencia más la componente técnica.

 

P: ¿Cómo se aprende la especialidad?

R: No hay prácticamente escuelas de Diseño de Iluminación en la Argentina porque no hay gente que se haya dedicado a ello. Yo soy uno de los pocos que lo hacen, tal vez porque desde joven tengo vocación docente. Sin embargo hay una realidad que es la que yo defiendo y estoy queriendo introducir en las Universidades donde soy docente, y que es la de tratar de crear una carrera de Diseño de Iluminación. Un cursito básico suele ser muy útil, ya que le abre los ojos al interesado y a partir de ahí comienza a ver y a mirar desde la óptica de un diseñador, que será muy distinta a la que ha tenido hasta ese momento.

La iluminación no es una ciencia exacta. Hay una excelente definición del diseñador estadounidense Gerry Zekowsky que siempre recuerdo: “la ciencia de iluminar es un arte y el arte de iluminar es una ciencia”; las dos van necesariamente de la mano. Hace falta la ciencia porque hay que hacer cálculos, conocer de óptica y fotometría y otros fundamentos teóricos, sobre todo si va a ser una oficina y máxime en estos días en que se privilegia la iluminación sustentable y las certificaciones LEED. Luego hay una parte creativa; esto requiere básicamente de una gran dosis de sentido común y buen gusto.

P: ¿Qué datos toma en cuenta al momento de recomendar un artefacto de iluminación?

R: Lo que considero ante todo es el aspecto lumínico, es decir, si distribuye la luz como yo necesito. Hay artefactos que pueden ser muy bonitos pero que al momento de iluminar no sirven porque está mal diseñada la parte óptica que es la que distribuye la luz. Este es un tema muy importante en el que nosotros hacemos mucho hincapié. A continuación considero la calidad constructiva.

P: ¿Cómo puede afectar nuestra calidad de vida un diseño de iluminación?

R: Muchísimo. En lo comercial, por ejemplo, es fundamental porque la iluminación tiene muchas derivaciones psicológicas. Por ejemplo explotar la natural curiosidad del ser humano. Las personas son curiosas por naturaleza; si de pronto caminando por la calle ve en la penumbra de la vidriera de una joyería únicamente una alhaja iluminada, va a pensar ‘¿Por qué esa está iluminada y las demás no?’ y entonces se detendrá a ver, con lo cual ya hemos dado el primer paso.

Luego hay que permitir que vea adentro y allí tiene que haber una iluminación acorde. Si voy a iluminar un restaurante íntimo donde se quiere que los clientes pasen todo el tiempo que gusten y que consuman, lo vamos a dotar de un nivel de iluminación muy tenue y cálida y solo la necesaria luz sobre las mesas más algunos puntos de luz diseminados por el piso y nada más. Van a hablar en voz baja y seguramente permanecerán largo tiempo en el local. Si por el contrario se trata de iluminar un local de comida rápida, habrá mucha luz uniforme y “fría”, y todos van a hablar a los gritos, pero van a terminar de comer y se van a ir enseguida porque nadie se siente demasiado cómodo con ese tipo de ambientación. Estos son aspectos psicológicos que hay que explotar en el comercio.

P: ¿Qué importancia se le da a la iluminación en nuestro país?

R: Lamentablemente en la Argentina hay muy poca gente que es consciente de los beneficios de una iluminación bien planificada. En el caso de los propietarios de residencias, me llegan a menudo casos de gente que construye en country y que de pronto se da cuenta de que haciendo semejante inversión en una construcción o remodelaciones sería bueno contratar a un profesional de iluminación, pero aún así son los menos. Acá no se entiende que esta es una profesión como cualquier otra, necesaria en toda obra, y que no debe tomarse como un suntuario o una excentricidad del cliente. En los Estados Unidos, por ejemplo, a nadie se le ocurriría construir ni siquiera un baño sin contratar a un iluminador; hay centenares de ellos y todos de primer nivel.

P: ¿Cómo nacer un proyecto de iluminación residencial?

R: Primero hay que entablar una charla con el cliente o con el arquitecto. En lo particular, trato de que esta primera reunión con el cliente sea en su casa actual para poder palpar sus gustos personales e ir formando una idea del camino a seguir.
Es fundamental recabar toda la información posible: planos, algunos renders si los hay, simulaciones, cosa que los arquitectos suelen hacen a menudo. También será importante contar con información de las otras disciplinas, tales como aire acondicionado, cañerías y demás, para analizar las posibles interferencias. Una vez recopilada toda esta información, confeccionaremos un anteproyecto. Haremos un render con nuestros programas de cálculo y tendremos otra reunión con el propietario o con el arquitecto. Ahí ya comenzará a tomar forma definitiva lo que será nuestro proyecto final.

P: ¿Qué se tiene que tener en cuenta al momento de iluminar la fachada de un edificio y cuáles son los principales motivos?

R: Destacar al edificio por una cuestión de marketing o porque es un monumento histórico, por ejemplo. Sin embargo, no hay que convertir la fachada en un arbolito de navidad. También habrá que estudiar si la fachada es realmente iluminable o no. A partir de ahí, analizarla: si es una fachada plana, si tiene salientes o balcones. Si los tiene, empezamos mal, porque los balcones van a proyectar sombra y van a arrojar más de una. La de un proyector irá hacia un lado y la del otro proyector hacia el otro. Analizar desde qué ángulo es más visible la fachada y también la dirección de observación. Si es una calle de una sola mano, fantástico, ya sabemos que esa es la dirección de observación. Si la avenida es de doble mano habrá que ver cuál nos interesa más.

Hay que tener en cuenta el entorno. De pronto nos encontramos con que está ubicada en la avenida 9 de Julio, entre dos edificios tremendamente iluminados y vamos a tener que pensar de qué manera destacarlo porque llega un momento en que la luz termina por ser perjudicial, deslumbra, molesta; entonces habrá que ver, jugar con el color, con cualquier otro efecto, alguna iluminación interna, algo que la destaque de los vecinos.

P: ¿Cuáles son las técnicas qué más se utilizan para iluminar fachadas?

R: La tradicional es de abajo hacia arriba por medio de proyectores, lo cual puede quedar bien o puede ser un desastre total; si hay salientes ya hemos visto lo que sucede y eso no hay forma de solventarlo. Si se trata de una fachada plana, puede quedar bien. Si tiene balcones hay que tratar de ver si se pueden iluminar ventanas con forma de arcada y tratar de iluminarla interiormente. En todo caso, lo importante es no “desfigurar” el edificio con la luz; el arquitecto pensó la fachada sin luz artificial!

P: ¿Cómo está la Argentina en comparación con la región y al mundo?

R: La Argentina está a la vanguardia de la región en materia de producción de luminarias. A nivel mundial los mejores son Italia, Alemania, Estados Unidos, Austria, Francia. Cualquier fabricante medianamente grande en estos países tiene su propio laboratorio con sistemas de medición para ir testeando cualquier ejemplar en etapa de producción. Acá ninguno lo hace porque es una instalación sumamente costosa. La matricería es otro ítem que requiere de una importante inversión, de ahí que tenemos fabricantes que realizan sus productos en forma artesanal. Así y todo, los productos son buenos por esa tradicional habilidad criolla y la creatividad. Lamentablemente, en materia de diseño de iluminación creo que estamos perdiendo terreno fundamentalmente por la falta de mercado.

P: ¿Existe un marco regulatorio en la Argentina para la iluminación?

Lamentablemente es un tema que está muy abandonado. Hay una norma IRAM (Norma IRAM AADL J 20-06) que fue diseñada conjuntamente con la Asociación Argentina de Luminotecnia y está creada para establecer niveles de iluminación, es decir, cuanta luz hace falta para cada lugar y alguno que otro dato más, como la uniformidad en la iluminación, etc.

Está muy desactualizada y es la que lamentablemente se tomó como modelo para la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo. O sea que estamos trabajando con una norma arcaica y que se debe respetar por ser la única referencia vigente. Las relaciones de uniformidad no cambian, pero los valores de iluminación sí lo hacen. Por ejemplo en los años setenta, cuando fue creada, no existían las computadoras personales con monitores. Las máquinas eran de las que trabajaban con tarjetas perforadas, las que requerían de bastante luz para su preparado. Algo totalmente innecesario y contraproducente para el trabajo con las computadoras de nuestros días.


Autor: Iluminacion.net